DS 4: Los Profesionales y las confesiones en el desfiladero
I.
“Nos quedamos porque nos enamoramos. Nos vamos porque nos desencantamos. Regresamos porque nos sentimos solos. Morimos porque es inevitable. Son ustedes unos hijos de puta. Sí, señor, pero lo nuestro es de nacimiento y, sin embargo, usted se ha hecho a sí mismo"... ¿Necesito aclarar que estoy enamorado de 'Los profesionales'?”
Carlos Boyero
Aunque si queremos ver cine en mayúsculas Netflix no sea el sitio donde ir a buscar (su catálogo en este sentido no es que sea escueto, sino que no está en sus intenciones proveer al espectador con ese material), me asalta la dicha al descubrir que en su catálogo figura Los Profesionales (The Profesionals, Richard Brooks, 1966).
He visto decenas de veces Los Profesionales, más de una o dos veces por año desde que la descubrí. En mi primer año en Barcelona, encontré los chats semanales de Carlos Boyero en El País. Durante una hora (los jueves al mediodía creo recordar), los lectores podían mandar preguntas al crítico, las cuales iba respondiendo tras un filtro del moderador. En esos tiempos sin Twitter, ese formato producía un acercamiento mágico entre los fieles, buscando respuestas y consuelo, y el sabio.
- Así que tu quieres la perfección o nada. Ohh.. eres un romántico. La revolución es como la más bella historia de amor. Al principio ella es una diosa, una causa pura. Pero todos los amores tienen un terrible enemigo.
-El tiempo.
-Tú la ves tal como es. La revolución no es como una diosa, sino una mujerzuela: Nunca ha sido pura, ni virtuosa, ni perfecta. Así que huimos y encontramos otro amor, otra causa, pero sólo son asuntos mezquinos: lujuria pero no amor, pasión pero sin compasión. Y la verdad es que sin un amor, sin una causa, no somos nada.Los Profesionales
En esos chats se hablaba de cine, de música, de fútbol, de alcohol y literatura. En ellos aún hoy se puede encontrar información muy valiosa; respuestas muy exactas a preguntas precisas. Pero también, como un basso continuo, somos testigos de una narrativa que nos revela los gratos y deliciosos efectos y salpicaduras que el cine puede causar sobre el espectador generoso y apasionado: una cohorte de momentos inolvidables, imágenes indelebles a las que necesitamos regresar. También tormentosas incertidumbres que nunca tendrán respuesta.
- ¿100000$ por una esposa? Debe ser mucha mujer.
- Algunas convierten a los niños en hombres, y a los hombres en niñosLos Profesionales
Durante los años que leí con goce las respuestas de Boyero fui erigiendo un templo de ese cine imprescindible pero también una nueva manera de mirar.
- ¿Cómo alguien enamoradizo como tú se hace dinamitero?
- Te lo diré. Yo nací con una fuerte pasión por crear. No sé escribir, ni pintar, ni cantar.
- Y provocas explosiones.
- Así se creó el mundo. La explosión más grande.Los Profesionales
Gracias a Boyero hoy no puedo concebir un mundo sin Billy Wilder, sin Ford, sin Lubitsch, sin John Huston… Sin embargo, aún le estoy más agradecido por otra clase de hallazgos a los que sin Boyero creo que nunca hubiese podido llegar: los de esos films que aunque no aparezcan siempre en las listas valen tanto o más la pena.
Me acuerdo como si fuese ahora el día en el que Boyero confesó que cuando se siente abatido y quiere tirar la toalla, su bálsamo reconstituyente consiste en ver Los Profesionales, y por encima de todo esa catarsis final entre dos personajes que creyeron en el amor y en las revoluciones, pero a los que la vida les ha separado: el discurso final en el desfiladero entre el cínico Burt Lancaster y el agonizante Jack Palance.
Sobran los motivos cuando superan el millar, así que simplemente les recomiendo encarecidamente que vean Los Profesionales, y más ahora que la tienen a la distancia de un click.
II.
Una semana más, aquí está la playlist de Decadencia Semanal
III.
Unas fotos de los conciertos de la semana pasada
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